• AHABITS
  • Posts
  • El lugar más seguro para refugiarte

El lugar más seguro para refugiarte

Hay un solo lugar donde realmente estás a salvo.

“Cuanto más cerca esté un hombre de una mente calmada, más cerca estará de su fuerza.” Marco Aurelio

Cuentan que, al amanecer, un maestro zen llevó a su discípulo a la orilla de un lago.
Se detuvieron en silencio. El agua estaba quieta como un espejo.

“Mirá tu reflejo”, dijo el maestro. El discípulo obedeció, inclinándose para observar su rostro claramente reflejado.
En ese preciso instante, el maestro lanzó una piedra al agua.

El impacto rompió la calma. Aparecieron ondas. El reflejo desapareció en el caos.

“¿Qué ves ahora?”, preguntó el maestro con serenidad.
“Nada claro, maestro”, respondió el discípulo frustrado. “Está todo borroso.”

El maestro sonrió con paciencia. Y esperaron.

Poco a poco, las ondas disminuyeron. La superficie volvió lentamente a su calma inicial, como si el lago hubiese contenido el aliento.

El discípulo volvió a verse reflejado, ahora con absoluta nitidez.

“Así es tu mente”, susurró el maestro. “Cuando está agitada, no podés ver. Solo reaccionás al ruido, al caos. Pero si aprendés a calmarla, todo se revela con claridad. Y ahí, en ese instante preciso, es donde nace tu verdadero poder.”

"La mente, inalterada por violentas pasiones, es una ciudadela, y un hombre no tiene fortaleza más segura en la que refugiarse." Marco Aurelio

Alguna vez en la vida todos hemos pensado que encontrariamos la paz mental cuando ya no tengamos problemas. Gran error. Los problemas son inevitables, una parte natural de la vida. Cuando resolvemos unos, aparecen otros.

Los estoicos entendían esto bien. Marco Aurelio describía la mente como una ciudadela interna, una fortaleza imperturbable aun cuando afuera reine el caos.

Para ellos, la serenidad mental o "ataraxia" no era pasividad ni aislamiento. Era, simplemente, claridad estratégica.

Cuando estamos agitados por emociones exageradas (miedo, ira, ansiedad), nuestra visión se nubla y para tomar mejores decisiones debemos ver con precisión. Para ello tenemos que entender qué pasa dentro nuestro.

¿Cómo llevamos todo esto a la práctica?

En el libro “Invicto”, Marcos Vazquez explica que los estoicos recomendaban:

  • Cuestionar la primera impresión. Nos pasa todo el tiempo: confundimos lo que pensamos con lo que realmente es. Creemos que lo primero que se nos cruza por la cabeza es una foto fiel de la realidad. Pero no. Es apenas un filtro, una interpretación. Y como todo filtro, puede distorsionar.

    Dos personas que viven exactamente lo mismo pueden reaccionar de forma opuesta. No porque el hecho cambie, sino porque lo interpretan distinto.

    No respondemos al mundo tal como es, sino a lo que creemos que es. Por eso los estoicos insistían en no creer todo lo que pensamos al primer instante. Dejemos que el polvo mental se asiente antes de emitir juicio.

  • Nombrar lo que pasa, sin juicio emocional. Los estoicos comprendían que las palabras tienen un impacto emocional enorme. Entendían que elegir cuidadosamente cómo expresarnos influye directamente en nuestras emociones y reacciones. Por eso sugerían utilizar un lenguaje claro, preciso y objetivo, describiendo únicamente los hechos, sin juicios ni exageraciones.En lugar de decir: "¡Esto es terrible!", probá decir: "Esto pasó. Mi primera impresión es que es terrible". Tomá distancia. Observá.

  • Crear un espacio entre el estímulo y la respuesta.  Es ahí donde podemos cuestionar la emoción que surge y elegir una respuesta más consciente en lugar de dejarnos arrastrar por el impulso. Cuando entrenamos esta pausa, dejamos de ser esclavos de nuestras reacciones automáticas y empezamos a responder con criterio. El cambio en nuestra vida mental y emocional es profundo. ¿Y cómo se cultiva esa pausa? Prestando atención constante a lo que sentimos. Estando alerta a nuestras reacciones internas. Eso es lo que los estoicos llamaban prosoche: vigilancia mental activa. Atención plena a uno mismo.

Recordá: El lugar más seguro donde refugiarte es tu mente, tu fortaleza, tu ciudadela interior. Como decía Epicteto:
“Igual que un guardia no deja entrar a cualquiera a una fortaleza, vos tampoco deberías dejar que pensamientos y emociones dañinas entren en tu mente.”

Construí tu refugio y protegelo día tras día. Nadie lo va a hacer por vos.

Mejor cada día.

Ahabits.

PD1: Si te gustó y crees que puede ayudar a alguien, compartiselo.
PD2: Y si recién llegaste y aún no estás suscripto sumate a nuestra comunidad.