No te acuerdes de Santa Bárbara cuando truena

Dicen que nadie se acuerda de Santa Bárbara… hasta que truena.
Y con la salud pasa igual.

Dormimos poco, comemos mal, vivimos estresados, pero seguimos. Nos convencemos de que el cuerpo aguanta siempre. Hasta que un día truena: dolor, agotamiento, insomnio, enfermedad.

Ahí recién nos acordamos de cuidarnos. Como quien reza a Santa Bárbara cuando el cielo ya se parte en dos.

La salud no se repara. Se prepara.
Y cuidarse no es un lujo. Es un seguro de vida.

Porque cuando la tormenta llega —una mudanza, un proyecto enorme, un problema grande— lo único que te sostiene no es tu fuerza de voluntad en ese momento. Es lo que venías entrenando antes: tu descanso, tus hábitos, tu energía.

🚨 Lo que pasa si no te cuidás

• El cuerpo te frena cuando menos lo esperás.

• Tu mente se nubla y tomás peores decisiones.

• Tus relaciones lo padecen porque ya no tenés paciencia ni presencia.

💡 Lo que pasa si te cuidás aunque estés a mil

• Tenés reservas cuando la tormenta explota.

• Mantenés claridad en medio del caos.

• Evitás quemarte y podés seguir avanzando.

No es la ruta más fácil, por eso pocos la toman. Y justamente ahí está el secreto.

Los estoicos ya lo sabían: no podés controlar lo que viene, pero sí podés entrenar tu respuesta.
Y entrenar significa cuidar el cuerpo y la mente antes de que el trueno te despierte.

“Es demasiado tarde para ahorrar cuando ya estás en la bancarrota.” Seneca.

🔥 Ejercicio de la semana

Preguntate:

• ¿Qué puedo empezar hoy que me dará fuerza cuando llegue la tormenta?

• ¿Qué señal de alerta estoy ignorando?

No esperes a que truene.

Mejor cada día.
Ahabits.